Por Felipe Bertola*
Suena la alarma y entre bostezos y el aliento de un par de horas de sueño, se refriega los ojos lagañosos. Son las 9 am y no hace falta madrugar. Hace un tiempo que el horario dejó de tener sentido. Pero bueno, intentar tener una rutina ayuda a encarar mejor lo que queda, que pueden ser dos semanas o un año ¿Quién sabe?
Suspira fuerte y se da el primer empujón anímico para salir de la cama, primero apoya el pie izquierdo, eso sí que desapareció hace tiempo, ya no hay tal cábala en la vida. Por la ventana se cuela un pequeño pero cálido rayo de sol, mientras una cortina de tela flamea impulsada por una suave brisa de otoño. El despertador sigue sonando, recién ahora con un manotazo sin ponerle la vista encima lo apaga. Se pone unas pantuflas y encara para el baño.
Su ropa hace un tiempo que es la misma, lleva un pantalón de jogging gris clarito lleno de bolitas y una remera vieja desteñida; los pantalones de jeans hace tiempo que quedaron en el fondo del placard.
Se lava los dientes y mientras cepilla fuerte se ve en el espejo que tiene unas pequeñas manchas de sarro; por sus pensamientos pasan las mañanas anteriores. Su cara en el reflejo siempre es la misma, pero los parpados están cada vez más bajos. Deja el cepillo en su vasito y se lava las manos. Se apoya sobre la bacha y se ve por última vez en el vidrio, toma aire inflando el pecho y lo deja salir por la boca. Apaga la luz y se dirige a la cocina.
Agarrando la pava por el mango y empujando con su panza, corre los platos sucios que quedaron de la cena, para que ésta quede bajo la canilla y poder tomarse los primeros mates del día. Mientras el agua va tomando temperatura busca la yerba, que desde que arrancó este calvario es lo que más rápido se termina. También aprovecha a prende la radio que tiene en el comedor. Ahí hay una ventana amplia y por primera vez en el día ve el cielo, que justo hoy encandila de tanto celeste; mientras dos pájaros pasan volando. Ve la libertad al alcance de su mano, la siente. Sus labios se estiran haciendo una mueca triste y los ojos se le cristalizan. A Milagro Sala se le cruza una nostalgia en la mirada. Hace más de cuatro años que está privada de su libertad.

Cara 17 de abril se conmemora el Día Internacional por las Presas y Presos Políticos. Una forma de lucha contra el olvido, transmitiendo una memoria de los combates y recordando a todes les compañeres encarcelades.
* Periodista, columnista del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur - FM 91.7) y de Hijos de 30.000 (Radio UNLP - FM 107.5), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.