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Dialogamos con la economista e integrante del Centro CEPA, Eva Sacco, con quien analizamos lo que se puede venir en materia económica de aquí al 10 de diciembre y luego de la asunción de Alberto Fernández.


¿Qué es lo que están viendo a la hora de analizar los números de la Argentina con respecto a lo que podemos esperar para después de la transición?

Podemos hacer un análisis en distintas dimensiones. Por un lado lo que tiene que ver con las familias y los hogares que están en una situación muy complicada por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Casi todo lo que entra a la casa se gasta en alimentos, en transporte, en vivienda y tarifas. No queda mucho resto para nada más y muchas familias, sobre todo la de sectores más humildes, ni siquiera llegan a eso y muchas han acudido a endeudarse con la tarjeta de crédito, con créditos personales, con créditos con financieras oficiales o no, los jubilados y beneficiarios de la AUH con ANSES. En muchos casos esos hogares tienen múltiples deudas y terminan debiendo el equivalente a dos o tres ingresos familiares. Con lo cual están en una situación bastante sofocada.

Por otro lado tenemos la situación de las empresas, que también están en una situación difícil. Básicamente por la brutal caída de la demanda que han tenido. A esto se le suma el tema financiero donde la tasa de interés y el reperfilamiento de la deuda que han hecho donde había empresas que tenían la plata en Fondos Comunes de Inversión. Las dificultades para el acceso al crédito que significa una tasa de interés alta, hace que muchas hayan cerrado. Estos últimos meses hemos tenido cataratas de noticias que en principio eran despidos pero últimamente son de cierres de empresas. No sólo se achican, sino que cierran sucursales y despiden empleados. Esto implica que la capacidad productiva de la Argentina se achique y es difícil volver a poner todo eso en pie.

Este es un tema que va a tener que tomar en cuenta el nuevo gobierno: sobreendeudamiento de los hogares y la difícil situación de financiera que están atravesando muchas empresas. No alcanza con bajar la tasa de interés y hacer líneas de créditos preferenciales, sino que ya ni siquiera son objeto de crédito, necesitan muchas moratorias impositivas, necesitan algún sistema de garantías para que puedan acceder al crédito porque realmente están en una situación hasta morosas o tienen una mala calificación.

Sumado a esto la situación del Estado. El gobierno además de que por la difícil situación económica han caído los recursos del Estado por el círculo vicioso del ajuste (caída de recaudación, más ajuste), esto en paralelo con el proceso de endeudamiento que hizo que gran parte de los recursos se hayan tenido que destinar al pago de la deuda a partir de 2020 y 2021. A esto se suma que el gobierno actual ha puesto todas las bombas posibles para que estallen a partir del 10 de diciembre: tendrán que hacer frente al vencimiento de deuda, resolver este problema que acarreó la quita de retenciones, la baja en el impuesto a las ganancias que son todos impuestos coparticipables y que ya la Corte Suprema de Justicia dijo que ese dinero se le estaría debiendo el Estaco nacional a las provincias. Por lo que la situación para el año que viene es muy compleja.

En estos días Axel Kicillof habló directamente de “tierra arrasada”

Para el 6 de diciembre estaba previsto el pago de un bono al Banco Provincia y se dio a conocer que no se lo van a pagar. Le transfieren el costo al BaPro porque sino esa plata no va a estar para pagar los sueldos. Vidal estuvo durante cuatro años diciendo que no llegaba y que no había plata para pagar los sueldos, termina siendo una realidad. Cuando ella se va termina transfiriendo al Banco Provincia que ya viene muy golpeado.

Deuda soberana, deuda de las provincias donde también entraron las familias, empresas que están funcionando porque no pagan sus obligaciones fiscales…

Dejan de pagar sus obligaciones fiscales porque se sabe que el Estado probablemente te ponga una moratoria o te dan la posibilidad de renegociar. Ahora cuando dejas de pagarle al banco o a los acreedores estás en quiebra.

Todo esto configura un nivel de deuda que si se suma toda, es muy difícil de sostener. Si se prende la economía como dice Alberto (Fernández) ¿Cómo se hace para que la economía empiece a funcionar y ese nivel de deuda caiga como un dominó arriba de nuestras cabezas?

Necesitamos un plan de estabilización. La deuda es un derecho sobre un activo que tiene otro pero que a vos te corresponde que te paguen. Cuando vos emitiste más deuda (más papeles) de los activos que realmente hay en la economía estás en un problema de sobre endeudamiento. Acá tenemos un problema de endeudamiento externo, de endeudamiento privado, endeudamiento de familias  y de empresas, un problema de endeudamiento interno del Estado. Básicamente lo que hay que hacer es resolver eso, porque con soluciones parciales no vas a reactivar la economía.

Si vos le querés resolver el problema a las empresas pero no resolves el problema de las familias y no aumentas los salarios, esas empresas después no pueden vender. Si aumentas los salarios pero no desahogas a las empresas para que puedan producir más terminan aumentando los precios. Se necesita un acuerdo de precios y salarios, repartir los costos porque básicamente lo que significa el sobreendeudamiento es que no se van a terminar pagando todas esas deudas.

Claramente esto no tiene que recaer sobre los sectores que ya han sido los más ajustados y a los que se les viene continuamente ajustando. Cuando a nosotros nos devalúan de un mes a otro un 30% nuestro salario valen un 30% menos. Básicamente nos vienen ajustando a los trabajadores esto afecta a las PyMEs pero también hay situaciones que afecta a las empresas más grandes. Hay que repartir los costos de manera equitativa, sobre todo de una manera justa y que permita reactivar la economía.

Ahora, todo esto, que necesita de mucha voluntad política y de poder político (que ya no lo puede hacer Macri). Esto no se va a poder resolver si a la vez no se resuelve el tema del endeudamiento externo. Vamos a tener que observar con mucho detalle qué es lo que está pasando con la renegociación de la deuda, fundamentalmente en términos de conseguir dólares, porque si podés resolver el problema interno pero no podés resolver que necesitáis muchos más dólares que los que generas para poder reactivar la economía y al mismo tiempo poder cumplir con los vencimientos de deuda, te vas a encontrar con que no hay demasiadas alternativas para que funcione un plan de estabilización.

Durante la campaña hubo una mala palabra que fue “CEPO” que en realidad es una denominación del control de cambio…

En realidad tenemos que preguntarnos por qué llegamos a esta situación. Una economía sana y estable no necesita de controles de cambio estrictos. Si necesita de lo que se llaman mecanismos macroprudenciales porque es como dejar la puerta de tu casa abierta. Si tenés una tormenta en la calle, el agua entra en tu casa, inclusive en los países neoliberales tienen medidas macroprudenciales como que los capitales que entran tienen que quedarse un mínimo de dos años en el país (eso desincentiva el Carry Trade), compras inferiores a 2 millones de dólares por mes. Medidas que este gobierno levantó todas y que fueron las que terminaron generando, con una tasa de interés altísima que fomentaba la bicicleta financiera, armaron la tormenta perfecta que terminó en 2018 con que el gobierno en lugar de cambiar por un modelo y cambiar los dólares cuando había, acudieron al FMI.

Ellos llegan a las primarias y después de ellas tiene que, de una manera muy desordenada porque primero defoultiaron deuda en pesos, el famoso reperfilamiento y terminando con un  cepo de 10 mil dólares que es un límite muy alto y que terminó con una sangría de reservas muy grande en las últimas semanas.

Hicimos el cálculo de cuántas reservas netas quedan y nos da 13.500 millones que equivale a dos meses de importaciones o un poco más. Como para darles una idea de que es muy poco lo que hay de reservas en el Banco Central hoy en día ¿Es suficiente? Sí, pero no podemos perder un dólar más, hay que cuidarlos, por eso uno tendría que ver con buenos ojos este establecimiento de un control de cambios mucho más estricto. Sin embargo no hay que dejar de decir y de llamar la atención de que un control tan estricto no es sostenible en el largo plazo.

Si cuando teníamos como tope 10 mil dólares y eso generó un mercado paralelo que incentivaba que se compre en el oficial y se venda en el blue o paralelo, eso se cortó, pero van a seguir saliendo reservas porque genera incentivo a la sobrefacturación de importaciones, eso genera que cada vez tengas que mirar con más detalle que se importa y que no, y se empieza a tener que intervenir demasiado en la economía, y las capacidades Estatales son finitas. Mucho más cuando estás recibiendo un gobierno desmontado, con áreas que son las encargadas de controlar, totalmente desarticuladas.

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