Por Floren Luengo*

En entrevista con Florentina Pérez Martin, la artista nos enseña su forma de militar contra el odio gordx. Desde sus obras de arte, ella desafía los límites y cuestiona la lógica del deseo de los cuerpxs hegemónicamente construidxs.
Reiteradas veces se utiliza el concepto gordofobia para hablar de la discriminación que cargan las personas gordas por exceder el “parámetro normal” de corporalidades. Al reflexionar con Florentina sobre la problemática social, ella dice que también es posible hablar del odio gordx, porque de esto trata básicamente la construcción del otrx gordx como enemigx y sujetx ni deseante ni deseadx.
Como de quien habla desde la propia experiencia y vivencias de una mujer gorda, Florentina se posiciona reconociendo en principio desde los privilegios que “tiene” por ser mujer cis-hetero, blanca, con rasgos hegemónicxs. “Es interesante posicionarme desde este lado para decir lo que quiero decir, porque seguramente para mí sea mucho más fácil hablar. Las personas gordas estamos patologizadas por la sociedad, nos consideran personas enfermas. Desde ahí también la necesidad de problematizar la salud ¿Qué es saludable? ¿Qué es la salud? También es saludable no sufrir violencia, ponerte la ropa que te gusta, salir a bailar al boliche que quieras y es saludable que no te discriminen.”

El amor al arte la moviliza a dibujar cuerpxs, de diversas formas y contornos. En los inicios, las figuras no la convencían. Disconforme y poco satisfecha, Florentina empieza un camino de (re)preguntarse cosas que vive en la cotidianeidad y que siente naturalizadas. “Siempre una empieza a dibujar desde su realidad y de ahí es necesario ir incluyendo otrxs cuerpxs, otras líneas, otras formas, otras realidades. Toda mi vida dibujé cuerpxs flacos, mujeres flacas. Y nunca me gustaban, no me salían bien. Me decía a mi misma que no podía hacer figuras humanas. Entonces comencé un laburo diario. Empecé a dibujarme a mí, a reconocer mi cuerpx. Y ahí si pude comenzar a dibujar cuerpoxs gordxs y además, llegue a pensar que tengo que hablar de esto, poder abrirme.”
El feminismo, como práctica y filosofía crítica abona a la comprensión de las personas como sujetas políticas, a posicionarse desde la propia experiencia así como dar cuenta de los muchos tipos de opresión que se habitan. En su caso, cuenta que vive una triple opresión por ser mujer, latina y gorda. “Hoy en día, entiendo que ser una persona gorda es ser oprimida respecto a los volúmenes de grasa corporal (desde lo físico), pero también desde el señalamiento y la opresión como algo negativo. A mí me pasa que soy hegemónica en mis rasgos y también soy gorda y siempre fui gorda. Entonces está la contradicción de que la gente me dice: ‘sos hermosa, lástima que tenes unos kilitos de más’. Lo que no se está entendiendo es que cada persona puede autopercibirse como pueda/quiera y nadie es quién para decirte quien sos.”
Como parte de los cuestionamientos que lleva adelante, asegura no encontrarse con esa parte del feminismo que obliga a las personas a amarse como tal cual son. “Con discursos tales como “empodérate”, “mandá a todxs a la mierda y sé feliz”, para mí no es fácil. En esa obligación de amarnos es donde una dice, pará, no me amo para nada. Empecemos a revisar por qué no nos amamos. A veces con esos discursos del amor propio y de la autoaceptación se empiezan a borrar las diferencias y a no cuestionar por qué nos comparamos. De la misma manera, me parece importante utilizar la palabra gordo o gorda. Sin herir. Y si alguien se enoja es que no se está reconociendo como tal. No digas gordita, rechoncha, rellenita, mejor decir gorda. No está mal ser gordx, la sociedad está mal.”

Pensar en el activismo gordx, es acercarse a la Diversidad Corporal. Dentro de la Diversidad Corporal están las personas con diversidad funcional, las del activismo intersex, así como las personas gordas y la diversidad de cuerpxs. Todxs invisibilizadxs y oprimidxs por no encajar en el cuerpx hegemónicx. Para la artista oriunda de Viedma, es necesario hablar de estos temas. La industria de la belleza se ha esforzado y lo sigue haciendo en la construcción de estereotipos a seguir para lograr “gustar” y “ser gustada”, siempre y cuando se respeten los mandatos culturales para ser lindx, es decir, ser una persona delgada.
Al momento del encuentro con otrxs, “encararse” a alguien por ejemplo, ella dice que no es fácil cuando el cuerpx que se tiene no cumple con la identidad deseante de ser mujer. La policía de los cuerpxs hace encarnar la culpa de no merecer cierto tipo de ropa, ciertas amistades, salidas, amores. “He llegado a creer que no puedo elegir con quien estar porque no me dan bola. Me he encarado gente y me han dado bola y no tanto. Pero en esta cultura machista, ser mujer gorda e ir a encararte a un chabón da que hablar, porque te dicen que sos fácil. Muchas veces accedí a estar con personas gordo fóbicas pero que no lo son en la intimidad. Es difícil encontrar un chabón que no tenga mambos con eso, que vaya y que te toque la panza directamente. Ya me cansé. Ahora los veo venir. Sí, te encanto pero sos un gil.”
¿Quiénes pueden militar el activismo gordx?
Cualquier persona puede ser parte del activismo gordx, siempre teniendo en cuenta desde qué lugar se acompaña, se habitan los espacios o se militan las causas. Es muy fino el límite entre reconocerse como sujetxs políticos en conjunto sin dejar afuera y compartir. Molesta cuando una persona flaca dice “estoy mal porque soy talle 36 y conseguí talle 34”, porque yo no encuentro un solo jean que me entre en toda la Ciudad de La Plata. Tiene que ver con una actitud de cómo habitamos los espacios y la historia propia de vida.
Como se observa, en dialogo con personas que están atravesando desigualdades en la cotidianeidad de la vida, el acercamiento genuino es parte de contribuir a mejorar el derecho a una vida digna de ser vivida. Cuando nos preguntamos cómo habita la sociedad una persona que no es una misma, se brinda la posibilidad de dejar de pensar de la manera que lo hacíamos. Florentina nos deja unas cuantas preguntas por si esto último no alcanza para hacer surgir el pensamiento. ¿Cuándo te enamoraste de una persona gorda?, ¿cuándo anduviste de la mano con una persona gorda?, ¿cuántos talles de ropa hay cuando vas a comprarte?, ¿observas si hay otros talles? Y empezar a develar así los prejuicios y discriminaciones que se reproducen, llegando a la conclusión de que si se tiene miedo de ser gordx es que se está siendo gordofóbicx.
* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Feminismos de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.