TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Nicolás De La Iglesia*

Hace ya poco más de una semana que Cambiemos, con Mauricio Macri a la cabeza, comenzó una gira maratónica de 30 ciudades en 30 días. Una medida que lejos de buscar “dar vuelta” una elección, a lo que apunta es a reforzar el núcleo de seguidores y así evitar debilitar demasiado su posición como oposición para los años que vienen. Dejando de lado análisis cuantitativos, es necesario analizar en profundidad las características de este sector que aún hoy apoyan al oficialismo.

En las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias el macrismo cosechó un 32,09%. El primero de este mes, se dieron a conocer los datos de pobreza brindados por el INDEC, la cual llegó a un 35,4%. Este último indicador, que debería ser 0 si se leen las promesas de campaña de Macri del 2015, muestra que hay más pobres que votantes cambiemitas.

Ahora bien, ¿qué es lo que lleva a ese núcleo del 30% a continuar apoyando a un gobierno, que claramente va en contra de sus intereses de clase? Yendo aún más lejos, es posible afirmar -objetivamente- que no hay un sólo indicador que haya mejorado. Lo que sí mejoro es el presupuesto destinado al pago de deuda o la gestión del INDEC. Si a esto se le suma la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, la dolarización de los servicios y el consecuente aumento de productos de primera necesidad, no hay motivos evidentes para que personas que subsisten gracias a sus salarios apoyen a este gobierno.

Pedro Saborido, guionista del famoso programa de “Peter Capusotto y sus videos”, afirma “macristas ya había, sólo estaban esperando que apareciera Macri”. Por su parte Alejandro Grimson, antropólogo y autor del libro “¿Qué es el Peronismo?”, explica como ya había antiperonistas esperando que apareciera Perón. Grimnson ancla este concepto en la fuerte estructura racista y clasista que tiene la sociedad argentina. Una característica que no es ampliamente reconocida por la mayoría de las personas. Sin embargo, en las declaraciones de los asistentes a las marchas de “sí se puede” se observa con claridad esa matriz. Si bien esos dichos son recortes, demuestran cabalmente lo que afirma el escritor cuando, por ejemplo, una señora dice sin tapujos “yo toque un pobre”.

Es entonces el odio al pobre, al negro, lo que mueve a este sector que siempre va a ir en contra de cualquier intento de emancipación popular en el país. Abriendo aún más el debate habría que preguntarse si hay lugar en la democracia para estos sectores. Es decir, ¿se puede permitir que se propaguen estos mensajes de odio? ¿Es necesario repensar las democracias liberales tal y como se nos presentan hoy en día? ¿Son posibles nuevas formas democráticas que permitan no sólo la ampliación de derechos sino también una mayor participación de les ciudadanes?

Las propuestas

Después de la corrida cambiaria que se dio los días siguientes de las PASO, hecho que está siendo investigado por la justicia, el gobierno nacional lazó una batería de medidas que apuntaban a calmar el impacto de lo sucedido: eliminación del IVA de productos de la canasta básica (hecho que fue presentado ante la Corte Suprema de Justicia por quince provincias por afectar fondos coparticipables); la suba del piso del impuesto a las ganancias; el pago de un “bono” de cinco mil pesos a empleados estatales (esto a cuenta de futuras paritarias) y el cuantioso aumento de mil pesos por dos meses para aquellos que cobran asignaciones.

Queda a criterio del lector cuan efectivas consideran estas medidas, lo cierto es que junto a la gira del “sí se puede” el oficialismo comenzó a lanzar una serie de propuestas de campaña[1]. Puntualmente son hasta ahora ocho propuestas. La primera de ellas es la reducción del impuesto al trabajo, medida que busca mitigar una de las crisis de desempleo más grande de los últimos años. En su página Cambiemos manifiesta que junto con la ley que modifica las ART (que ya recibió un revés en la justicia), olvidándose de José Bulacio (el obrero muerto en Ezeiza y tantos otros que pagan con su cuerpo las locuras de empresarios inescrupulosos), buscaran modificar la carga tributaria que tienen los empleadores a la hora de contratar nuevo personal. No hay datos en la propuesta sobre cómo combatir los altos índices de trabajo no registrado, o simplemente algo que signifique una mejora en las condiciones laborales de aquellos que consigan esos nuevos empleos.

La segunda propuesta apunta a mejorar la situación de las pymes a través de una rebaja de impuestos y planes para incentivar la inversión. Este plan no apunta a controlar las importaciones y revertir la dolarización de las tarifas, las dos situaciones que más golpearon a las pymes. Si se tiene en cuenta que cerraron veinte mil empresas en estos cuatro años[2] y que los entre motivos por los que cerraron se encuentra la caída del consumo, lo cual no se ve abordado en la propuesta, se puede pensar que no tiene sentido.

La tercer propuesta se titula “violencia contra las mujeres: protección desde la primera alerta” y es la más cínica de las ocho. Omitiendo que en estos cuatro años de gestión las trabajadoras de la línea 144 estuvieron en una lucha permanente contra el desguace de Cambiemos[3] (en busca de privatizar la línea) que bajó salarios y despidió a trabajadoras. Esta cuestión es aún peor si se trae a colación el recorte de 67 millones de pesos en el año 2017, asignados al Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) y a la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres (PNA)[4]. Como golpe de gracia, no hay que olvidar que hasta fines del año pasado el gobierno había construido 9 de los 36 refugios para mujeres víctimas de violencia de género[5].

En fin, se podría hacer un análisis propuesta por propuesta pero todos redundarían en lo mismo y es que parten de un supuesto de la realidad socio-económica argentina que es, por lo menos, perverso. Además de cargar con una cuota grande de cinismo, sobre todo porque parecen hechas por personas que no fueron gobierno durante cuatro años, sin hacerse cargo de la situación crítica en la que dejarán a los 40 millones de argentines.

Nuevamente la campaña parece hecha sin compromiso, por un partido que sabe perdidas las elecciones pero que sigue intentando convencer a las personas de que lo sucedido fue una cuestión de mala praxis, cuando lo que hubo fue un plan de miseria. En todas y cada una de las medidas que tomaron se puede ver esa matriz de la que habla Grimson, dejando en claro que no fue un accidente sino producto de esa cosmovisión del mundo. Finalmente, lo más valioso que nos enseño Cambiemos es que llega un momento en donde el coaching y las frases de Osho dejan de servir.


*Periodista, columnista sobre Europa del programa Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390) responsable de redes de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.

Bibliografía:
[1] https://jxc.com.ar/propuestas-2019/
[2] https://www.ambito.com/en-4-anos-cerraron-casi-20000-empresas-la-argentina-segun-un-informe-privado-n5046946
[3] http://www.laizquierdadiario.com/MiraComoNosPonemos-trabajadoras-de-la-Linea-144-denuncian-la-precarizacion-laboral-de-Vidal
[4] https://www.minutouno.com/notas/1536979-el-gobierno-recorto-67-millones-los-programas-contra-la-violencia-genero
[5] https://chequeado.com/el-explicador/el-gobierno-hizo-nueve-de-los-36-refugios-para-mujeres-victimas-de-violencia-de-genero-que-planifico/

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