Por Eduard Paz*

En la Argentina se acercan las elecciones presidenciales de octubre y resulta necesario analizar y arrojar elementos para comprender porque es tan importante el deporte dentro de las políticas de Estado que encarne una administración.
El gobierno es el encargado de fijar y ejecutar políticas deportivas, fundamentalmente por dos cuestiones: en principio comprenderlas como parte integral de la salud y la cultura de su pueblo, y en segundo lugar para ayudar y facilitar la participación de deportistas de alto rendimiento en torneos o competiciones internacionales (como representantes del país).
Según versa la Carta Internacional de Educación Física y el Deporte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), el desarrollo de aptitudes físicas, estimula y mejora la salud y calidad de vida.
Un pueblo que se ejercita muy probablemente tendrá ciudadanos más cuidados y saludables. Es por demás conocido que ante un estado físico saludable, la tendencia es a enfermarse con menor frecuencia. Si hay menos gente enferma, posiblemente el resultado es que haya menos ausentismo laboral, lo que por un lado beneficiaría a la producción y a su vez significaría menos gastos para el Estado, ya sea en medicina o en coberturas sanitarias. Como síntesis de esta hipótesis podría afirmarse que de implementarse una política pública que fomente el deporte como actividad física para los ciudadanos, podría significar un resultado positivo para la economía del país (PBI).
En ocasiones uno podría preguntarse: ¿qué genera que falten 30 o 40 personas al trabajo por tener gripe? Sí se traspola este ejemplo a escala nacional, las situaciones de enfermedades comunes no sólo es algo qué afecta a quienes enferman, sino que indirectamente tiene consecuencias sobre los más de 44 millones de argentinos. Si Argentina implementara un aumento del 25% en la realización de actividades físicas, posiblemente se reducirían los gastos en la salud pública o que se redireccionen a atender otras cuestiones. Se generaría una ganancia de entre el 1 y el 3 %.
El deporte siempre fue utilizado por los gobiernos de turno para favorecer su imagen ante el pueblo, pero hay qué ser claros con esto: los gobernantes no se sacan fotos con el segundo o el tercero, siempre va ha ser con el primero. Una carga negativa que culturalmente construye en nuestras sociedades la idea de que si un deportista no gana, no sirve. Busca sólo el éxito deportivo es algo totalmente nocivo para el deporte. Ejemplo de ello fue la presión de Cambiemos a las jugadoras de básquet adaptado (en sillas de ruedas). Los funcionarios dejaron entrever que si no entraban en el podio del mundial, dejarían de recibir la beca del Estado. Un apriete aberrante e insólito.
A sabiendas de que falta poco menos de un mes de las elecciones presidenciales, es necesario hacer un repaso del manejo de Cambiemos respecto al deporte. Quizás el ejemplo más emblemático fue la quita de Fútbol Para Todos, dejando al pueblo sin la posibilidad de ver fútbol gratuitamente, a sabiendas qué sólo se pagaban $10 pesos per cápita para transmitirlo.
A nivel estructural y edilicio, y mediante DNU (Decreto en Necesidad de Urgencia), la Secretaría de Deportes se degrado en Agencia de Deportes. El hecho que trajo aparejado el cierre y la posible mudanza del CENARD a la Villa Olímpica, pese a la negativa tanto del Comité Olímpico Argentino como de los deportistas de alto rendimiento que entrenaban allí. Pero quizás lo que más se sintió popularmente fueron la suba de impuestos y la quita de subsidios para los clubes barriales y sociales.
Respecto a las medidas que tomaron contra los atletas, hubo de todo: quita de becas, falta de acompañamiento tanto a deportistas de alto rendimiento, como de deportes adaptados y alternativos.

Tomando como referencia los Juegos Panamericanos y los Para-Panamericanos (como las competencias más importantes antes de las elecciones), el gobierno actual no cubrió las necesidades de los representantes argentinos. Martin Cambareri, entrenador de los Remeros Argentinos (que ganaron múltiples medallas), tuvo que cambiar el lugar de entrenamiento designado por el gobierno que era en la Pista Nacional de Tigre, por las aguas de Nordelta.
Laura Abalo, multimedallista en Panamericanos ya retirada, señaló: “Está bueno porque no tenés que mirar para atrás todo el tiempo a ver si te chocás una heladera. O estar obligado a parar tu bote porque te enganchas una bolsa en la pala”. Declaración que no sólo marca las dificultades para entrenar, sino que hace énfasis en la falta de cuidado y la contaminación del delta de Tigre.
En cuanto a los deportes adaptados, fueron varios los planteles y pedidos de ayuda para pagar los viajes a estos juegos. Por ejemplo, la selección masculina de fútbol 5 con síndrome Down logró participar pesar de la ausencia del Estado. (FALTA DECIR CÓMO LO FINANCIARON)
El abandono estatal llevó a que el sector deportivo sea uno de los más golpeados por el gobierno actual. Pese a ello es de destacar el trabajo y esfuerzo de los deportistas argentinos y del entorno que los acompaña. Esfuerzos que siempre buscan mejorar y dejar en lo más alto del deporte mundial al país. Pese al viento en contra qué generan las políticas de Cambiemos, los deportistas siguen consiguiendo más medallas y más logros.
Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, lo que queda claro es que la base deportiva argentina es enorme y que también es necesario ganarle la pulseada a las políticas de ajuste que invisibilizan al sector y que incluso muchas veces son relegadas en la discusión política.
Teniendo en cuenta que el gobierno de Macri durante estos cuatro años de mandato, hizo y deshizo, borrando del mapa casi toda política pública para el sector a nivel nacional, el deporte argentino merece que se desarrollen políticas públicas de sostenimiento y financiamiento que permita avanzar en términos culturales, sociales y políticos.
* Periodista especializado en deportes, columnista del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), co-conductor del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur FM 91.7) redactora de Revista Trinchera y colaboradora de Agencia Timón.