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POR FLOREN LUENGO*

En Argentina, país pionero en lo que respecta a los derechos humanos de los colectivos LGTBIQ+, se celebra el 23 de Septiembre, como en otras partes del mundo, el día Internacional de la Bisexualidad.


Bandera del orgullo bisexual

Un 23 de septiembre de 1999 se establece el día Internacional de la Bisexualidad por iniciativa de tres activistas norteamericanas. Levantando bien en alto la bandera con los colores azul, rosa y violeta, lo que se pretende una vez más es la visibilización y legitimidad de las identidades no binarias.

La bisexualidad se refiere generalmente a personas que sienten atracción hacia más de un género. Pueden ser personas que se ven atraídas por hombres y mujeres; aquellas que experimentan sus identidades sexuales fluidas y que cambian con el tiempo; personas que se ven atraídas por otras independientemente de su sexo. Es decir, son personas cuyos gustos y atracciones no son excluyentes de sólo un género. Su orientación sexual es variable, cambiante y humanamente posible.

Se trata de vivir de una manera diferente la sexualidad, el deseo y los gustos. Lejos de ser una confusión en la identidad sexual o una enfermedad –como fue declarada durante el siglo XX–, se trata de identidades sociales-sexuales y, por eso mismo, políticas. La diferencia es que en el podio verticalista del orden social vigente, sólo la heteronormatividad se cree legítima.

Como se sabe, incluso antes de nacer, a las personas se las determina por su sexo biológico. Se adjudican así determinados colores, nombres, vestimentas, juguetes, peinados, gustos, intereses y todo lo que se nos venga a la cabeza cuando nos sabemos personas clasificadas por lo material de este mundo.

Como signo de resistencia y liberación de tales mandatos culturales, Carlos Jáuregui fue un reconocido militante y activista argentino por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y ex presidente de la Comunidad Homosexual Argentina. La lucha contra la discriminación hacia la diversidad sexual/política fue uno de los legados con los que hoy continúan luchando y resistiendo las comunidades.

Para reivindicar la libertad en la identidad y orientación sexual de las personas, la Argentina ha escuchado los reclamos históricos de grandes organizaciones sociales que pretenden, como cualquier grupo, hacer valer sus derechos humanos. En este marco, el Grupo de Organizaciones del Estado Nacional para la Protección y Promoción de Derechos de la Población LGTBI, aboga a hablar sobre la diversidad sexual desde la perspectiva de derechos.

Luego de la sanción de las leyes de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género, se propone avanzar en la transformación de una igualdad jurídica efectiva, que garantice el respeto y la inclusión social y laboral de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex, sin discriminación.

En este día y cada día, la lucha es colectiva. Fundamentalmente es un reclamo desde los colectivos LGTBI+ para una vida digna de ser vivida, y para ello, requiere que el grueso de la sociedad comience a dar cuenta de la disputa de sentidos, de las desigualdades y discriminaciones que sufren gran cantidad de personas, sólo por la decisión política de habitar la sexualidad y la identidad de una manera distinta a la impuesta.


*Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), redactora de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón. 

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