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Bruna Stamato

Dialogamos con la militante feminista negra, integrante de la colectiva TeMa (Tertulia de Mujeres Afrolatinoamericanas) y maestra en estudios políticos y de genero en la UNTREF, Bruna Stamato, acerca de las características del feminismo negro, la violencia hacia la comunidad negra en Argentina y sobre los diferentes abordajes que están haciendo como organización.

¿Qué acercamientos has tenido y de qué se está hablando, cuando se habla de feminismo negro? ¿Cuál es la importancia y la relevancia que tiene en estos momentos?

Mi primer acercamiento fue en la búsqueda por entender mi lugar en el mundo. Empecé a leer feministas negras brasileñas.

Soy brasileña, vivo ya hace un par de años acá en la Argentina. Allá el movimiento feminista negro está bastante avanzado porque las afrodescendientes somos el 54% de la población. Así que sentí la necesidad de entender mi lugar en el mundo, en este movimiento feminista.

Cuando hablamos de feminismo negro, básicamente, estamos hablando desde una perspectiva interseccional porque cuando nos acercamos al movimiento feminista, la discusión de género, el patriarcado y la opresión contra las mujeres, las mujeres negras no estamos paradas en el mismo lugar que una mujer blanca hegemónica eurodescendiente. Para nosotras es fundamental pensar la cuestión de clase y la de la raza para evaluar las necesidades que tenemos en relación al movimiento feminista.

Por ejemplo, una de las reivindicaciones del movimiento feminista de principios del Siglo XX era el derecho a salir a laburar y nosotras las mujeres afro siempre estuvimos en la calle laburando. Acá en las Américas sufrimos un proceso de esclavitud que duró más de 400 años, así que en la cuestión del trabajo siempre trabajamos. Esta demanda, esta necesidad de que las mujeres blancas eurodescendientes pudieran salir a laburar no nos contemplaba porque nosotras ya estábamos ahí en el trabajo.

Una de las particularidades de nuestro movimiento, que hay que evaluar es el lugar que ocupamos como subalternas, como marginalizadas por el racismo estructural que hay en nuestros países; en Argentina, en Brasil, en Uruguay o en otros lados, mismo en América del Norte. En todos los países donde hubo procesos de esclavitud, el racismo es estructurante de la sociedad y nos deja en un lugar del que todavía hoy es difícil de salir.

Nos asocia al machismo el racismo, en general estamos muy vinculadas con la pobreza, tenemos poco acceso a la salud y a la educación de calidad. Estas son cuestiones fundamentales para nosotras. Tenemos un movimiento que sí o sí tiene que ser antirracista y sí o sí tiene que tener una perspectiva interseccional, porque distintas opresiones impactan en nuestro cuerpo. Eso es fundamental para el movimiento negro.

Respecto al racismo estructural ¿Cómo es la situación de las mujeres negras en Argentina? ¿Cuáles son las diferencias, las propuestas y los retos que tiene el movimiento de mujeres negras que se viven y da sus luchas en Argentina?

Hay un problema bastante grave, que es una naturalización del racismo y la invisibilización de la comunidad afro en general. Todavía hoy se escucha que “en Argentina no hay afrodescendientes y afroargentinos“, y eso no es una verdad histórica, siempre estuvieron.

Hay algunos mitos de que murieron en la Guerra del Paraguay, de enfermedades o por el mestizaje. Todo eso realmente paso pero son argumentos insostenibles porque la población afro siempre estuvo. Son poblaciones que vinieron desde los tiempos de las Colonias y también los y las migrantes afrodescendientes que están desde antes.

La Argentina es un país que recibió muchos migrantes afrodescendientes. El movimiento feminista negro esta en un momento muy interesante, de consolidación, de expansión, conformado por afroargentinas, por afromigrantes y africanas lo cual da una pluralidad muy interesante. Y uno de los desafíos para las afroargentinas sin duda es combatir esta invisibilización, que no son o que no pueden ser de acá.

Como soy una mujer migrante, una mujer negra migrante, no me impacta porque no soy de acá pero lo que si sufro es el racismo; salir a la calle y no encontrar mucha gente parecida a mí. En cualquier espacio, desde las cosas más cotidianas como tomarse un colectivo, un subte o salir a tomar un café; en empresas, en trabajos, en representación política, no estar en espacios de poder, espacios de tomas de decisiones. Todo eso impacta en nuestra vida, además de la negación del racismo ¿Cómo vamos a combatir algo que no existe? ¿No?

Es muy difícil. Estamos en un momento de afirmar y reafirmar todo el tiempo que sí hay una población afrodescendiente, que es importante y que necesitamos estar en este lugar de lucha.

¿Cuáles han sido los avances en derechos de visibilización y empoderamiento? ¿Cómo han participado o qué cambios hubo en la política pública en base a las demandas que tiene el actual movimiento afrodescendiente argentino? Y particularmente ¿Como están trabajando desde la Colectiva “Tertulia de mujeres afrolatinoamericanas”?

Uno de los momentos que me parecen más importantes en el movimiento de mujeres fue la realización de un taller de mujeres afrodescendientes en el “Encuentro Nacional de Mujeres”. Después de 30 años, la primera vez que hubo un taller fue en Rosario en 2016.

Esto es muy interesante porque reunió mujeres de Argentina, de Brasil, Uruguay de distintos países que vivían en el país y en ese momento nos dimos cuenta que no estamos solas. Ahí empezaron a surgir alianzas, a consolidarse grupos políticos, colectivas, porque la lucha que tenemos es colectiva y eso es muy interesante.

Otro marco interesante e importante para nosotras (como mujeres afrodescendientes) fue la ley en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que celebra el día de la mujer afrolatinoamericana y caribeña. Es una ley que fue sancionada por la legislatura porteña en el 2013.

Otro hecho importante, que no es solamente de mujeres afrodescendientes, es el día de los y las afroargentinas/argentinos que es el 8 de noviembre. Ese día se celebra María Remedios del Valle considerada “la capitana de la patria” (ley sancionada en 2013).

Estos marcos son importantes para nuestro movimiento pero políticamente, en políticas públicas para la comunidad afro no las hay todavía, estamos luchando por eso, para tener -por ejemplo- un instituto de afrodescendientes, afroargentinos y africanos. Es fundamental para pensar políticas públicas para la comunidad afrodescendiente. Al igual que pensar el acceso a la salud, a la educación, a oportunidades laborales, que podamos ocupar espacios en la sociedad, no estar en los márgenes, padeciendo la pobreza, la falta de trabajo digno.

Hay acciones que son interesantes: hace poco tuvimos una intervención sobre la “black face”, en las escuelas: pintar a los nenes con el corcho negro, que es algo súper estereotipante para la comunidad. Hay que hacer una campaña de concientización en la sociedad: señalar esas prácticas discriminatorias y racistas. Son prácticas que no van más. Es demasiado humillante y sigue poniendo a las y los afrodescendientes en un lugar de invisibilización.

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