TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

por flor luengo*

Foto: Joaquín Salguero para Nuestras Voces

El pasado martes 18 de junio, un hashtag se convirtió en una demanda social. Son las estrategias que construyen personas que quieren, desde el un deseo profundo transformar las estructuras patriarcales, comenzando con las políticas públicas.  El reclamo, no se trata solamente de que las mujeres ocupen lugares en las bancas, sino que la exigencia va más allá e intenta romper estructuras y modificar formas de ciudadanía, aunque la ciudadanía no sólo existe en las leyes.

En Brasil, durante las elecciones de 2018 existieron testimonios de mujeres que han sido utilizadas para encabezar candidaturas fantasmas. En proporción, se tratarían de 24 candidaturas sospechosas de mujeres por cada candidatura sospechosa de un hombre. En Venezuela, Tamara Adrián es la primera mujer transexual congresista. Con una corriente opuesta a la praxis política del Comandante Chávez, ella piensa que con trabajo, estudio y dedicación cualquier persona puede superar muchos límites que se imponen socialmente. Afirma que, “si se dice que una mujer tiene que ser el doble de buena para lograr el mismo reconocimiento que un hombre, una persona ‘trans’ tiene que ser tres o cuatro veces más dedicada en su trabajo”. Es interesante reflexionar, cómo la perversidad del sistema genera que personas que son y han sido excluidas históricamente, salgan a manifestarse a favor de la meritocracia y la individualización de la vida de las personas. Afirmar que es necesario ser más que X no es lo mismo que decir que X pretende la igualdad de reconocimiento que tiene  Y. ¿Se entiende?

En Argentina, las elecciones de este año renovarán más de la mitad de los miembrxs de la Cámara de Diputadxs y un tercio del Senado, y estarán regidas –por primera vez– por la nueva ley de paridad de género en ámbitos de representación política que se sancionó en diciembre del 2017 y comenzó a regir en marzo de este año.

Lo que se intenta entablar, es una reflexión sobre lo que significa la representatividad de las mujeres y disidencias en las listas. Sacando de lado la personificación de la política, y pensándonos en una coyuntura electoral cuyo exceso de palabras y escasez de acción atonta hasta al más despiertx. Iniciando una discusión con lo que propone la diputada Victoria Donda no es prioridad lo que se exige, es paridad. El feminismo que defendemos, no va contra el falo biológico, sino contra el falo ideológico. No luchamos para que se caigan todos los hombres sólo por ser hombres, sino que nos levantamos contra aquella idea que generó que cuanto más violenta es la persona, más largo y grande tiene el falo. Y que es deseado por todxs. El sistema construye anhelos todo el tiempo en las personas, haciendo creer que sus proyectos de vida, son suyos y de nadie más. De que la única manera de pertenecer a la sociedad, es mostrar silencio y sumisión ante las desigualdades, dando cuenta de una cofradía, entablando pactos de silencios que violentan cada vez más, la vida en comunidad. 

Cuando decimos que queremos personas feministas en las listas, no significa que se legitima amistosamente a la diputada Amalia Granata. De la TV a las listas, qué gran aliado este sistema! Nosotrxs luchamos porque exista un pensamiento disidente en las listas, que estén habitadas por cuerpos subjetivos y arbitrarios, por seres pensantes y representantes de lo colectivo, de lo comunitario, del ser humano.


* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), redactora de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.

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