Memoria Marica

Memoria Marica

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

por Flor Luengo*

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La re-construcción de las sociedades latinoamericanas (Estado-Nación), desde las mentalidades burguesas en boga en Europa pretende una ciudadanía que considera a las personas “sanas” y “trabajadoras”. Todo desorden y exceso, especialmente en el campo de la moral sexual, entra en el territorio de la enfermedad. La “normalidad” es la familia y sus pilares, de modo que en las nuevas articulaciones estatales se definen desde el higienismo medico (Europa), con un sinfín de categorías patológicas y clasificaciones de qué es lo “anormal”: perversión, ninfomanía, histeria, homosexualismo, safismo.

El siglo XX, no hará más que profundizar esta situación sometiendo sistemáticamente a lxs homosexuales a los más crueles tratamientos, discriminación y burla. En la Argentina (1976-83), surgen los edictos policiales cuya función seria regular las faltas no prevista en el Código Penal de la Nación, creando una nueva forma jurídica y tipificación delictiva. En este marco, desde los años ’50 se comienzan a vislumbrar importantes experiencias de socialización gay y lesbiana en las principales ciudades latinoamericanas, aunque no planteaban todavía una política de visibilidad en un espacio público fuertemente marcado por la represión sexual en general y la homofobia en particular. En los ’60 se crean las condiciones para la visibilidad del movimiento homosexual, al mismo tiempo que se organizan los movimientos indígenas, de negros/as y de mujeres en algunos países de América Latina.

06- Memoria Marica (por Flor Luengo).pngEn Argentina, “Nuestro Mundo”, surgido en 1967, fue el primer grupo constituido públicamente bajo una orientación homosexual en América del Sur. Con mayoritaria base obrera y sindical se definió como grupo homosexual-sexopolitico. En los ‘70, el grupo desarrolló actividades que tenían que ver con la participación en protestas, grupos de estudio, alianzas con grupos feministas y contactos con grupos gay del exterior. A la par, comenzaron a crecer otras organizaciones como Eros, Profesionales, Safo (grupo de lesbianas), Bandera Negra (anarquistas), Emanuel (cristianos) y Católicos Homosexuales. Estos grupos fueron creando alianzas y tenían en común la consigna: “Amar y vivir libremente en un país liberado”. Un año después darían origen al Frente de Liberación Homosexual (FLH) de clara orientación marxista. En el año 1973 el FLH publica “SOMOS”, la primera revista homosexual de América Latina. Debido a la represión y violencia hacia los homosexuales, la revista se editó y distribuyó de manera clandestina y los textos no llevan firma individual o están firmados con seudónimo.

Existe escaso material durante el periodo de la dictadura de registro de las detenciones que se hicieron a maricas/disidencia. No había registro porque, como dice Cristian Prieto[1], en ese contexto parecía más relevante fichar a detenidxs montoneros o de militancia política de izquierda que específicamente por ser homosexual. Es decir, si eras amanerado o no te juntabas con personas del sexo opuesto y además militabas un partido político, todo esto se concebía en delito. Una denominación que utilizaban los servicios de inteligencia es la de “amoral sexual”, hacia personas que se sospechaba que eran lesbianas, de caminar amaneradamente o vestirte de otro sexo.

La violencia política desatada entonces en la Argentina culmino con la dictadura militar de 1976 y el FLH se autodisolvio decidiendo funcionar en el exilio. El Comando Cóndor y el Comando de Moralidad formado por integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, eran grupos encargados de perseguir y asesinar a homosexuales durante aquellos años en los que el terror reinó en nuestro país. En estos años, la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) realizó tareas de persecución y espionaje a ciudadanxs, donde no solo indagaban en las actividades militantes y la participación política de las personas, también dejaban constancia de su identidad sexual. De modo que “conducta lésbica”, “costumbres demasiado liberales”, “amanerado”, “temperamento afeminado”, “invertido”. Se ve entonces, la heteronormatividad actuando como regla de la forma más rígidamente posible, con la impunidad de la ilegalidad e inhumanidad que desató la furia económica y política sobre el pueblo argentino.

En Latinoamérica, los movimientos por la diversidad sexual resaltan algo propio de nuestra región: que la represión y exclusión no solo producen pobreza sino también proscripción política. Las disidencias en este contexto y a largo plazo, fueron el enemigo interno de la sexualidad, siendo criminalizados por su identidad, pensamiento y forma de organización. La represión que sufren quienes pretenden ser soberanos y auténticos en un gobierno nacional de facto en donde no amoldarse a los cánones te puede costar la vida, iba de la mano con un proyecto económico que desapareció el cuerpo social e intelectual propio en post de las intenciones extranjeras.

Esa rebeldía que se vivió en los años ’70 coincidió con la militancia de la izquierda revolucionaria desde un programa global, que luego no se volvió a ver. Más avanzado en el tiempo, en el ‘84 se funda la Comunidad Homosexual Argentina. Luego, en el año ’91 se organiza Gays por los Derechos Civiles pretendiendo una nueva forma de militancia pensando en los derechos y su modificación en el campo social desde la visibilidad con mayor presencia urbana pero sobre todo a través de los medios de comunicación.

Finalmente, los años 1990 se caracterizaron por la pluralidad y la diversidad de agrupaciones que surgieron en todo el continente, especialmente en las principales ciudades latinoamericanas. Como en el resto del mundo se impone la designación de lesbiana y gay abandonando la categoría homosexual. De modo que, llegar a la plena ciudadanía no es solo eliminar obstáculos sino cambiar la historia colectiva. Y no hay una identidad homogénea, única y estable sino una identidad construida por prácticas y luchas en común.

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Revista “SOMOS” ver en http://americalee.cedinci.org/portfolio-items/somos/

Pie de la foto: Mayo 1972. Revista SOMOS N°3

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* Periodista especializada en cuestiones de género e historia, columnista del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), redactora de Revista Trinchera, del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.

 

[1] Prieto escribió su tesis de licenciatura sobre el tema en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- UNLP, titulada “Cuerpos disidentes en la mira de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (DIPPBA)”.

La memoria nos hará libres

La memoria nos hará libres

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

Por Ana Valenzuela Zamora*

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Concluyó la Semana de la Memoria con un 24 de marzo donde se conmemoró 43 años de la última dictadura cívico-eclesiástica-militar. El día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia convocó al pueblo una vez más, lo enfrentó y lo alertó de aquello que pasó y que se debe utilizar como caleidoscopio para mirar el presente. Porque 43 años no es tanto, y como se puede ver, pues, no hay que caer en el error (en la irresponsabilidad, mejor dicho), de pensar este día como algo que tan sólo pasó.

Les compañeres siguen desaparecides, y hay responsables y testigos que eligen no hablar; existen funcionarios y funcionarias, particularmente de este Gobierno, que siguen parados en el negacionismo, y aún hoy, se atreven a cuestionar a les 30.000. Además de la bochornosa realidad de que el año pasado indultaron a genocidas, otorgándoles la prisión domiciliaria.

Porque aún en “democracia”, hay desaparecides en circunstancias poco claras, por no decir oscurísimas; aunque todo apunte a que la bala provino algún policía, aunque haya testigos, llamadas, manchas de sangre… se manipulan macabramente los hechos y las pruebas (con un de ayudín de la corpo judicial y los medios de in-comunicación), para luego encajonar causas o realizar sentencias obscenas, dejando en el más repugnante abandono a las víctimas.

Porque se escuchan las mismas palabras: “enfrentamiento”, “algo habrán hecho”, “subversivos”, para encubrir la violación actual de Derechos Humanos que perpetúan les uniformades (bajo estrictas órdenes de les cabecillas).

Porque no se necesita recurrir a los relatos de otras décadas para conocer los allanamientos, la crueldad, la censura, la persecución, las amenazas, las detenciones injustificadas, la grotesca violencia física y abuso verbal, el machismo; la brutal soberbia de la que hablaba Rodolfo Walsh. Bajo la gestión de Cambiemos pareciera incluso que desempolvaron o reciclaron algún manual con detallesdel plan sistemático de control y orden a la fuerza.

Gracias a la memoria, se puede identificar a quienes desde lo político y lo económico, jugaron papeles determinantes antes, durante y después del golpe, lamentablemente algunos sentados sus tronos, o en los altos cargos de este Gobierno, o debatiendoen medios de comunicación que se consumen masivamente. Los recuerdos del FMI y los Estados Unidos negociando nuestras políticas económicas internas, hace que recorra un escalofrío por la espalda.

El ejercicio de la memoria permite hilar todos los puntos y hacer una lectura entre líneas que nadie quiere contar crudamente. No se necesita, porque sólo recordando y comprendiendo, prestando atención a los legados de les compañeres que lucharon incansablemente por una patria libre, justa y soberana, ya se puede decidir de qué lado de la cancha está cada une.

Gracias a la memoria, se puede discutir con aquelles que todavía reproducen los viejos y falsos discursos, putrefactos, inventados a conveniencia, que ponen en duda la crudeza de las torturas, los campos de concentración que operaban en clandestinidad, que buscan justificar lo que pasó en pos de una “recuperación” o una cierta “estabilidad económica”, que tardó décadas en llegar, para hoy volver a verse comprometida, nadando nuevamente, en la miseria y los ajustes…

Por estas y muchas otras razones, es que hoy más que nunca es imprescindible vivir a través de esa Memoria. Seguir el ejemplo de Madres y Abuelas, no claudicar, denunciar a gritos si es necesario, y poner el cuerpo. Porque van a intentar por todos los medios posibles, callar, manipular y quebrar la conciencia de este pueblo. Pero no podrán.

La invitación para este domingo fue no sólo a recordar, sino a transformar aquello que pasó (y que marcó a esta sociedad) en enseñanza, en insumo para la construcción de un país, una región y un mundo más justo, más equitativo, más solidario, más unido, más humanos.

 

* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), redactora de Revista Trinchera y colaboradora de Agencia Timón

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